Aprender a caminar es un proceso que se desarrolla a medida que pasa el tiempo de crecimiento. Algunos logran tener un andar adecuado que no genera ninguna complicación, pero hay otros que no. Por lo que se hace necesario realizar un estudio de la pisada para niños para constatar que todo se encuentre bien.
Aunque puede ser muy difícil de detectar se pueden presentar algunas patologías en los niños. Los problemas más comunes son pies planos, valgos, posición errada de los dedos, entre otros. A largo plazo esto puede afectar el óptimo funcionamiento de las articulaciones, por lo que es ideal hacer un estudio a tiempo.
El estudio de la pisada evita lesiones futuras
La prueba de la pisada tiene un propósito más allá que solo definir si el niño padece de una pisada supinadora y pronadora. A futuro se pueden prever lesiones en las articulaciones que afecten el desempeño normal del individuo.
Una pisada con problemas puede hacer que la mecánica de la función articular se modifique causando desviaciones en la columna, tendinitis, condropatías, basculaciones pélvicas, desgaste en los menisco. En los casos más extremos puede haber fracturas. De allí la importancia de realizar esta prueba durante la infancia.
¿A qué edad se debe hacer el estudio de la pisada?
La morfología de los pies en los niños es muy cambiante. De acuerdo con ello, no es recomendable hacer la prueba antes de los 6 años de edad. A los 7 es un momento perfecto para diagnosticar y corregir cualquier anomalía, puesto que el desarrollo aún está en proceso.
¿Fases que componen el estudio de la pisa?
La prueba biomecánica de la pisada está compuesta por dos fases. La primera se trata de hacer una exploración muscular que se lleva a cabo con el paciente acostado en una camilla. En ese momento se constata el estado físico del mismo.
Seguidamente, se solicita que el paciente se pare en una plataforma donde se cumplen dos etapas, un análisis estático y otro dinámico de la huella y postura. El primero consiste en que el individuo permanezca inmóvil para que se registre el escaneo del pié. Allí se conocerá cómo se reparte el peso en reposo.
El segundo se realiza en una plataforma móvil donde el paciente debe caminar o correr para que se registre la forma de pisar en el andar. En él se puede obtener una imagen tridimensional para verificar un diagnóstico más certero.
En resumen, para salir de cualquier duda en cuanto al andar del niño se refiere, es recomendable hacer un análisis exhaustivo de la manera en la que pisa. En el caso de que el niño presente dolores o molestias al correr o al hacer actividades deportivas, no dude en llevarle al especialista en estudios biomecánicos.